miércoles, 14 de mayo de 2014

ASÍ QUEDAMOS

por Francisco Leonardo Ongay

Habitación de hotel. ÉL está sentado en la cama, nervioso, mirando su reloj constantemente. Alguien toca a la puerta. ÉL se levanta, va hacia la puerta, pero se detiene frente a ella, se recarga y, con la mano en el picaporte, habla.

ÉL: (Para sí) Por favor, no seas tú.

Abre la puerta. ELLA está del otro lado, ahora visible ante el público, pero no entra a la habitación.

ELLA: (Sorprendida, tal vez frustrada) No...

ÉL: Sí...

ÉL camina hacia la cama y se sienta, ELLA se queda en la entrada, mirándolo.

ÉL: Pero pasa...

ELLA: No (desvía la mirada).

ÉL: Ya estás aquí. Pasa.

ELLA: Si paso, ¿se acabó?

ÉL se levanta y la mira fijamente.

ÉL: ¿Es lo que quieres?

ELLA mira hacia abajo, luego levanta la cara y lo mira. Camina lentamente hacia él y lo abraza del cuello, sin despegar la mirada. Hay un silencio largo durante el cual se miran a los ojos. Finalmente, ÉL habla.

ÉL: Lo siento...

Mientras se hace el oscuro, ELLA lo besa.


Ciudad de México, 14 de mayo de 2014.

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