lunes, 4 de junio de 2012

Judas Kiss

¿Conocen a Brent Corrigan? Seguramente sí, no se hagan. Es un actor porno gay muy popular.


Pues bien, Brent últimamente ha decidido que quiere ser recordado por algo más que su enorme pene, su delicioso culo y su coqueto tatuaje en forma de estrellita, y por eso ha empezado a aparecer en películas que no son porno, aunque sí son muy gays: tuvo un rol secundario en Another Gay Sequel, que es la secuela de una especie de American Pie gay que no he visto pero que tiene muy mala pinta; también apareció, aunque sólo incidentalmente, en Milk, una película mucho más meritoria.

Brent Corrigan, o Sean Paul Lockhart, que es su verdadero nombre y el que al parecer ahora prefiere, dio personalmente mucha promoción a una película llamada Judas Kiss. Una película de temática gay, por supuesto, pero que, cuando vi el trailer, me llamó bastante la atención, pues no es para nada una comedia barata como Another Gay Movie y su secuela.


Judas Kiss es la historia de un cineasta fracasado que en su juventud ganó un premio al parecer importante. Años después, amargado con la vida, se ve obligado, contra su voluntad, a ser uno de los jueces en el mismo concurso que ganó de joven.

La noche anterior al día en que conocería a los concursantes, nuestro héroe va a una fiesta y se enrolla sexualmente con un muchachito muy sexy y mucho más joven que él. Al día siguiente, oh, sorpresa, resulta que su ligue de una noche es uno de los concursantes.

La trama en ese momento parecería ya lo suficientemente cliché, pero un elemento nuevo hará que las cosas se compliquen: resulta que el cortometraje que el joven cineasta wannabe presenta para el concurso es exactamente el mismo que el juez presentó años atrás. Es más, el joven concursante de hecho tiene el mismo nombre que el juez usaba en su juventud (y que cambiaría después por conveniencia de la trama).

Obviamente, tras pasar por las dos fases reglamentarias en este tipo de situaciones (una: pensar que todo es una broma y dos: sospechar que se ha vuelto loco), nuestro protagonista acepta el sobrenatural hecho de que se ha visto envuelto en una especie de doblez temporal y de que eso significa que tiene una misión importante que cumplir: evitar que su yo joven se convierta en el amargado y fracasado yo actual... y para lograrlo, deberá evitar a toda costa que gane el concurso, exponiendo frente a todos que en realidad hizo trampa: una trampa muy sutil, tan sutil que la verdad yo no entendí cuál era, pero que él evidentemente conocía (pues fue él mismo quien la perpetuó).

¿Y Brent Corrigan en dónde sale, por cierto? Su papel es el del buen mozo, simpático y tierno que conquistará (creo) el corazón de nuestro joven protagonista.

Al final, el personaje logra evitar que su contraparte juvenil gane el concurso y con ello alcanza la felicidad. La película falla en explicar por qué demonios perder el concurso era tan importante para lograr el éxito, y cuando terminé de verla sólo pude pensar... ¿y luego...?

La idea del hombre que vuelve al pasado para evitar que su yo del pasado haga tonterías es una idea reciclada (aunque el hecho de que el personaje haya tenido sexo consigo mismo es un punto original, pero intrascendente). Si hay algo que le puedo reconocer a la película, empero, es que no hace del hecho de que el personaje sea gay un gran alboroto. O sea, que no es una película gay, sino una película cuyo personaje es gay, lo cual me parece meritorio, aunque no suficiente. Las actuaciones no son malas, pero no sobresalen, y los personajes resultan atractivos más por sus lindas caras (que la verdad sí están bien pinches guapos todos, no se puede negar) que por sus elaboradas personalidades.

Sean (o Brent, como sea) no logra con esta película demostrar un talento que vaya más allá de su cuerpo perfecto y de su dulce rostro, de modo que falla miserablemente en su cometido. No me lo tomen a mal, no quiero decir que el chico no tenga talento para el cine no pornográfico, sólo que si lo tiene, esta cinta no logra mostrarlo.

Me parece muy bien que Lockhart quiera triunfar en un mundo más allá del porno, pues se nota que tiene cerebro y que es un buen tipo, y, aunque no me parece para nada vergonzoso su trabajo de estrella porno, yo tampoco querría ser recordado sólo como un juguete sexual. Espero, sin embargo, que sus próximos proyectos sean más logrados que éste, y que se desligue un poco del "cine gay", no porque tenga nada de malo este tipo de cine, sino porque sus consumidores no pueden dejar de ver en Sean a Brent Corrigan.

No recomiendo Judas Kiss, aunque creo que no es una película tremendamente mala. Visualmente, excepto por el efectillo especial barato que usan en los momentos de mayor tensión temporal (todo como que brilla para dar a entender que algo sobrenatural está sucediendo...), tiene lo suyo, y no me aburrí viéndola.