martes, 7 de febrero de 2012

Epitafio de un Dragón

Alejandro es el nombre de un pequeño monstruo. Pero no es un insulto, bien au contraire, porque entre tus varias características principales estaba el ser un gran fan de Lady Gaga. Ale-alejandro.

Hace unos cinco años, más o menos, me agregó al MSN un chico que no recuerdo si me dijo su nombre, pero que me dijo que le podía llamar Dragón. Dragón porque rimaba con LeÓn (ése soy yo) y porque tenía un tatuaje de dicho animal mitológico en una pierna (el tatuaje estaba próximo a ya sabes dónde, y Dragón, pudoroso, no me lo quiso mostrar nunca en la cámara web). Hablamos un par de veces y después desapareció. Al poco rato me agregaste tú. Tu nombre: Alejandro, pero yo te llamaría Alex. Alex, aunque pronunciado Alej, porque en tu dialecto del español, el de Bolivia, las consonantes s y x al final de palabra se aspiran, hasta el punto en el que cuando te escribías con tus amigos en facebook, podía ver que alteraban la ortografía (y escribían puej en vez de pues).

Te ganaste mi cariño al poco rato, pues eras un chico tierno e inteligente con el que daba gusto conversar. Una de las conversaciones más curiosas que recuerdo fue cuando, al enterarte de que me latía la lingüística y de que tenía cierta manía con la corrección al hablar y al escribir, me comentaste que seguramente me desagradaría el hecho de que fueras incapaz de hacer la distinción entre y y ll. Yo no sabía que en Bolivia esas letras se pronunciaran diferente, pues en México esa distinción no existe. Ni me daría cuenta, descuida, te dije. Lo cierto es que mi propia formación académica me iría despegando de los prejuicios en contra de las hablas vernaculares, de todos modos. Y a pesar de que no tenías tan buena ortografía, siempre intentaste mejorarla, en especial al hablar conmigo; me pedías que te corrigiera y que te enseñara.

Además de Lady Gaga, te gustaba mucho cocinar, nadar, y jugar ajedrez. Existe en la web un blog que iniciaste y en el que no volviste a escribir, pero que deja constancia de eso. No recuerdo si alguna vez jugamos ajedrez, que era de esas tres cosas la única que podíamos compartir a pesar de la distancia.

Siempre fuiste muy lindo conmigo. Siempre me levantaste el ánimo cuando lo necesitaba. Recuerdo esa vez que te dije que estaba molesto conmigo mismo por haber sido un niño tan flojo y por no haber aprendido a hacer la vuelta de carro (que ustedes llaman media luna). Tras hacerme una demostración en la webcam, me escribiste en mi muro de facebook Nunca es tarde para aprender. Una vez, debido a mi depresión causada por el amor no correspondido y la soledad, me dijiste algo que me hizo pensar que si no fuera porque vivíamos muy lejos, te hubiera pedido sin dudarlo en ese mismo instante que fueras mi novio. Me duele no recordar las palabras, pero sí recuerdo habérselas comentado a una amiga, quien reaccionó con algo así como wow.

De hecho, sé que yo tampoco te era indiferente. Experimentabas por mí una admiración que a veces yo no entendía y un cariño que iba más allá de la amistad. Una vez llegaste borracho a tu casa y me hablaste por facebook para decirme las dos palabras más peligrosas del mundo: te amo. ¿Este mexicano con quien tu más cercano contacto había sido a través de una cámara web y un micrófono se merecía que le dedicaras esas palabras? No dudo que fuera verdad. De cierto modo, yo también te amaba, pero no me animaría a tener una relación a distancia. De todas maneras, decías que algún día estaríamos más cerca, y cuando te dije que me había puesto de novio con Jesús, me escribiste (¿estabas celoso?) que sólo no me casara muy pronto.

Un día, ya hace no mucho, me enteré de que el Dragón que me había agregado al MSN hace muchos años, era la misma persona que tú. Cuando sospechaste que te había bloqueado (tal vez por no saber quién eras te borré en una de esas limpiezas de contactos que ya nunca hago), creaste otra cuenta y me volviste a hablar. Peor aún, el Alex que conocí era en realidad la tercera cuenta con la que hablamos. La segunda pasó verdaderamente desapercibida. Tal vez en otras circunstancias eso hubiera sido un poco creepy, pero después de varios años de sincera amistad y de un gran cariño, enterarme de que eras mi stalker sólo me causó gracia y cierta ternuar. Te pedí, con un dejo de lujuria, que me mostrarás el tatuaje de dragón del que no me había olvidado. Algún día te lo enseño, me dijiste, pero ahora no, que me da mucha pena. Nunca lo hiciste, pero una vez soñé que lo veía.

Nuestro amor era muy platónico, y eso también lo sabías tú, por lo que tampoco dejaste de buscar una pareja cerca de ti. Recuerdo que hace no mucho tenías varios pretendientes, y uno de ellos era nikkei (ascendiente de japoneses). Me dijiste que no te interesaba aprender japonés, pero yo insistí en que si de verdad andabas con él, no desaprovecharas la oportunidad, pues igual podrías practicarlo un poco conmigo. Al final no le hiciste caso a ese tal japonesito.

Cuando te conocí estudiabas arquitectura, pero luego la dejaste para dedicarte a otras cosas. Dejaste de estudiar y preferiste trabajar. Eras un hombre de negocios y eras bueno para ello, algo que admiraba bastante porque yo jamás podría ser mi propio jefe. Estaba convencido de que algún día serías millonario.

El año pasado me comentaste que querías hacer un viaje. Tal vez a México, para conocerme. Yo te propuse que mejor vinieras a Francia en junio del 2012... no sólo porque me parece un lugar más interesante que Toluca, sino porque también me apetecía tener un compañero de viaje para recorrer una pequeña parte de Europa. Según tú, para mediados del 2012 habrías ahorrado suficiente dinero para que finalmente nos conociéramos en persona, en el viejo mundo.

La última vez que hablamos fue hace unas tres semanas, el 17 de enero. Dos días después de haber llegado a Francia. Te comenté cómo era la residencia universitaria en la que me estaba quedando, me preguntaste si cocinaría mi propia comida, te prometí que cuando vinieras comeríamos alguna especialidad regional juntos. También me contaste que habías estado enfermo (anemia, me dijiste), pero que ya estabas bien.

¿Fue esa anemia un síntoma de algo más grave que no te detectaron a tiempo y que se complicó? No lo sé, sólo sé que hace un par de días un familiar tuyo escribió en tu muro de facebook que tuviéras ánimo, que todo saldría bien. Supe en ese momento que algo andaba mal y te escribí en ese mismo medio que también contabas con mi apoyo, y que ojalá te pudieras comunicar pronto conmigo. Ya no lo hiciste. Ayer, al llegar a mi cuarto, vi que una tía tuya me había mandado un mensaje. Mi sobrino ya no está con nosotros, ahora está con Dios.

Alex, Dragón... Sé que en Bolivia, familiares y amigos tuyos lloraron tu muerte, pero en Lyon, a miles de kilómetros de tu último lecho, un chico mexicano se sintió tremendamente solo al no tener ningún hombro amigo sobre el cual llorar. Pero igual lloró, lloró tu muerte e imploró por tu noble alma, y prometió honrar tu recuerdo.

Fuiste un gran amigo, uno de los mejores. Siempre estarás en mi alma y en mi corazón. No te olvidaré, Alejandro, porque no mereces ser olvidado. Sirva este texto de un bloggero fracasado que hacía mucho que no escribía para que tu memoria no se pierda. Te quise, te quiero y querré siempre. Y que conste ante el universo que estas palabras humedecidas por las lágrimas de un leÓn enjaulado se escribieron en la ciudad de Lyon, Francia, el día 7 de febrero del año 2012.

Francisco Fargok O.

Requiescat In Pace

Pedro Alejandro Apaza Argandoña, Dragón

4 comentarios:

  1. :(
    el escrito es lindisimo. Los sentimientos más.

    ResponderEliminar
  2. Tocayito, esa no me la sabia... Y pues me da lastima porque es horrible cuando se pierde a alguien y si esa persona es muy importante para nosotros, una parte de nosotros muere con ella y solo queda el vacío, transformado en recuerdo.
    Me encanta la forma como escribes y esta narrativa describe todo de manera tal que es imposible no quedar marcado por ella. Sigues siendo un excelente escritor como siempre y creo que tu amigo estaría encantado, maravillado y realmente agradecido de la forma en la que le escribiste y dedicaste este post.
    Saludos...

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí que me llegaron los dos comentarios, lo que pasa es que tenía que moderarlos para que aparecieran. Muchas gracias, tocayo.

      Eliminar