miércoles, 28 de julio de 2010

Las reglas del juego (o por qué a la próxima persona que me pregunte quién es la mujer en mi relación le romperé la cara)

Los homosexuales tenemos una tendencia terrible a hacernos las víctimas. Y hay que reconocerlo: muchas veces somos víctimas. Sin embargo, creo que antes de ponerse a sufrir como Precious, valdría la pena preguntarnos cuál es el lado bueno de todo el asunto.

En serio, es una historia de amor homosexual

Yo sí lo he dicho alguna vez: a veces me gustaría ser heterosexual porque todo es más fácil así. No tendría que decirle a mis papás que mi novia es "una amiga", e incluso la hubiera llevado a la boda de mi primo para que toda la familia la conociera. Pero así es la vida y uno tiene que aceptar que las cosas son como son. Y buscarle el lado positivo.

Entonces, ¿qué tiene de bueno ser gay? ¿Qué puedo hacer siendo gay que de otra manera no podría -o sería más difícil?

La sociedad nos ha impuesto ciertas reglas. Lo que se llama el savoir vivre. Es casi impensable que en una relación heterosexual la chica invite al cine al chico. Y me dirán que eso es cosa del siglo pasado, pero no es así: incluso entre la gente de mente más abierta que conozco existen este tipo de complicaciones. U otras, de otra índole pero basadas en el mismo supuesto: la chica necesita y quiere protección. Esto es algo que yo no juzgo, sólo lo observo. Si aceptan esas reglas y son felices, go ahead. Si no aceptan estas reglas serán mirados como bichos raros, en el mejor de los casos.

Visualicen a un chico que se baja del coche y le abre la puerta a su chica. Aw, qué caballero. Ahora imaginen lo contrario: la chica se baja y le abre la puerta al chico. WTF? O sea, wey, no mames, ¿cómo permites eso? No puedo creer que te aproveches de ella para que te abra la puerta, eso es no tener abuela.

Los homosexuales (que nos hacemos las víctimas) en tanto que parias tenemos una ventaja: la sociedad ya nos mira como bichos raros, así que somos libres que crear nuestras propias reglas, de decidir cómo nos comportamos en una relación sin miramientos, sin ideas preconcebidas y bien attachées en nuestro comportamiento. Además los dos somos hombres, o mujeres, así que el o la que le abra la puerta al otro (u otra) no es de gran relevancia.

Sin embargo, la gente no parece comprenderlo (por más que sea tolerante). Ni siquiera nosotros mismos parecemos comprenderlo. Es algo normal, puesto que generalmente se nos educa bajo el supuesto de que no existimos. Y nunca va a faltar el que te pregunte, ¿y en tu relación, quién es el hombre y quién es la mujer?

Esta famosa pregunta va más allá de la cuestión sexual; con esta pregunta lo que buscan saber es quién abre la puerta del coche y paga las entradas al cine, quién lleva el paraguas cuando llueve y sirve las copas de vino, quién le prepara el almuerzo al otro y a quién es al que van a dejar a la puerta de su casa. Y claro, quién adapta su anatomía para simular una vagina.

El mundillo del yaoi nos ha enseñado que siempre hay un seme y un uke, que siempre uno se ve y actúa más masculino que el otro. Y toda la onda del género y de que nos complementamos hace parecer que no puede ser de otro modo. Pero yo siento que al simplificar las relaciones homosexuales a una relación heterosexual donde la mujer happens to have a penis le quitan lo más divertido al hecho de ser homosexual.

Cuando yo empecé mi despertar sexual, como buen niño pseudo-otaku, lo primero que hice fue buscar ánimes y más ánimes yaoi. Sin embargo, pronto terminé frustrado ante el hecho de que si bien Shindou Shuichi es muy divertido, no deja de ser una mujer sin vagina. Mi sueño dorado (que aún no se cumple) es encontrar uno donde la pareja principal se vea como un par de mejores amigos a los que les gusta darle duro en la intimidad (y agarrarse de la mano en el cine).

Yo no digo que sea malo decidir actuar de una manera más masculina o más femenina, ni querer una pareja con tales características. Es decir, no creo que esté mal querer imitar el modelo de roles tradicionales del mundo normal y heterosexual. Pero odio que me pregunten cosas como "eres el hombre o la mujer" o "eres activo o pasivo"; en el aspecto social porque, como ya dije, lo que más me gusta a mí de la idea de ser homosexual es el rechazo a los roles definidos, y en el aspecto sexual, porque aparte de ser algo sumamente íntimo, creo que las relaciones sexuales no deberían limitarse sólo a la penetración, ni ésta necesariamente es un factor imprescindible de ellas.

A ser felices.